sábado, 6 de diciembre de 2008

Cuento navideño

Hoy hemos vuelto a belén, y en la ciudad ya se empezaba a oler el ambiente navideño, por eso, hoy voy a escribir un pequeño cuento de navidad. 

Hace como dos mil años y pico, en un lugar llamado belén, nació un personaje que cambió el rumbo de la historia, efectivamente, me refiero al niño Jesús. ¿Qué pasaría si al niño Jesús le diera por nacer en estos tiempos? 

Andaba José acompañando a su mujer embarazada, María, buscando un lugar donde hospedarse y poder dar a luz. Uno tras uno entraron en todos los hoteles de la ciudad y al comprobar los elevados precios decidieron ir a la ciudad más próxima para poder encontrar un alojamiento más barato. Era tarde, y al llegar al checkpoint de salida de la ciudad un grupo de soldados les impidieron el paso porque el control llevaba horas cerrado, en eso María se puso de parto en medio del control abrigada por el calor de los motores de los coches blindados del ejercito Israelí.

Por otro lado, los tres reyes magos de oriente iban tras la pista de la estrella, tuvieron que cruzar como doscientos checkpoints, en algunos controles los militares estuvieron reticentes a dejarles pasar a causa de su origen oriental. Melchor, el más viejo de los tres sufría alzhéimer y se olvido del pasaporte pero, menos mal que Baltasar llevaba oro y pudo sobornar a los soldados para que dejaran pasar a su compañero.

Una vez los reyes llegaron a Belén se vieron obligados a dejar sus camellos en la entrada de la ciudad ya que no tenían los permisos para entrar con los vehículos. Después de cruzar los controles y ser interrogados por los soldados consiguen entrar en la localidad donde un grupo de taxistas empiezan a ofrecerles transporte, ingenuos se suben en un taxi, le dicen que andan buscando a un niño milagroso y si les puede llevar ante el, el taxista les responde “si, si, si, sin ningún problema”. El conductor paseó a sus majestades por toda la ciudad y después de una hora de andar dando vueltas, Gaspar el más joven e impaciente le pregunta “¿hay algún problema?¿no encuentra el lugar?, estamos buscando a un niño milagroso, esta justo debajo de esa estrella”. Tras esto el conductor se hace el loco y abandona a sus majestades a la otra punta de la ciudad como ya no tenían el oro pagan al conductor con la mirra. Los tres reyes, un poco ya mosqueados deciden continuar a pie su trayecto, empiezan a preguntar a todas las personas, menos mal que los vecinos están más enterados que el taxista y les indican el lugar y el camino correcto, que justamente estaba a la otra punta de la ciudad. Durante dos horas de camita llegan al fin a una humilde casa situada en un campo de refugiados de Aida camp, y ahí mismo, enfrente del muro María, José y el pequeño Jesús recibieron a los tres reyes los cuales regalaron el incienso a lo que María les dijo a los reyes “gracias por este regalo tan útil y vital para la vida cotidiana”. Tras esto María ofreció café y té a sus majestades y vivieron felices y comieron perdices.

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ieeee Josee! vaig a escriuret un comentari que ja tocava... aso si que representa realment lo que estas fent per ahi, es tot un cuento!!! i damunt de navidad! que jo se que estas en Benidorm pegante la festa en les del incerso que son facilones, hay mare...

Avore si puc prepararte el terreno pa cuan arrives, tu ya me entiedes.

A pasaro be!!!

Anónimo dijo...

Epp que passa tot be? Contant cuentos i tot, això es bona senyal pues ;). Per ací ja te tiren de menos eh? que te pensaves jajajaja. Acaba agust la teua aventura personal, per aci hi ha gent que t´admira. Fins pronte!

A.o.F.

the compring club dijo...

tarado!!